Mamadou Samb, el pívot que brilla en la ‘pintura’ de Dubai.
La actitud, la entrega y la perseverancia no son más que alguno de los materiales con los que se construyen los sueños. Un combo que, unido al cemento del destino, marca el devenir de las personas. Hoy, con la misma ilusión de aquel niño que un día dejó Senegal para luchar por su sueño, Mamadou Samb continúa labrando su camino en el mundo del baloncesto.

Un sueño cumplido
Para datar los comienzos de Mamadou Samb en el deporte de su vida, hay que remontarse a Senegal. Fue allí donde el hoy jugador del Al Bataeh se inició en el baloncesto de la mano de su hermano mayor Cheikh: “mi hermano mayor Cheikh fue la razón por la que empecé a jugar. Él hizo que empezase a entrenar y a interesarme”, se sincera.
Revelando al mundo todo su potencial, los hermanos Samb no tardaron en hacer las maletas y dejar su hogar para alistarse en las filas del Arona Basket, desde donde dieron el salto al FC Barcelona. Fue en ese momento en el que los caminos de Cheikh y Mamadou se separaron: “yo me quedé en el cadete del Barça y él tuvo que ir a jugar un poco a EBA. Después, del equipo de EBA pasó al Cornellá, y desde ahí se fue a la NBA”. Por su parte, el debut profesional de Mamadou llegó de las manos del Barça en un partido de Euroliga: “tuve la suerte de jugar en Euroliga. Estuve también en la lista de jugadores para dos partidos ACB, pero no llegué a debutar”.
La gran proyección de la joya del baloncesto español pedía a gritos un paso que parecía más cerca: el draft de la NBA. Evolucionando en su juego, la garra y la entrega del ‘león’ hacían que el baloncesto de Mamadou aspirase a cotas más altas. Sin embargo, el destino quiso que una grave lesión lastrase las aspiraciones del joven jugador: “eso fue un ‘click’ para mi. En ese momento estaba jugando muy bien, estaba con bastante confianza y ese bajón me mató un poco”, y es que el pívot senegalés recuerda: “justo un mes antes del Draft, que estaba entre los 8 primeros, me rompí la rodilla, el cruzado. Es una lesión muy dura y tuve que hacer un año y medio sin poder jugar porque cada vez que entraba, como yo era muy delgado y tenía la pierna muy delgada, luego el cartílago me mataba”. Silenciando las voces que ponían en duda una posible recuperación, Mamadou volvió al parquet: “fue duro porque el médico me dijo que no podría volver a jugar más al baloncesto, pero mira ahora… ahí estoy. Después de eso casi ya llevo 10 años jugando. La verdad es que todo eso que pasé me hizo más fuerte, me hizo luchar más”.
Apostando por volver más fuerte, el retorno de Mamadou se firmó con su llegada al CB Granada. Consciente de la exigencia que suponía regresar a las ‘canchas’, Samb explica que: “cuando llegué me costó un poco entrar en ritmo de juego después de un año y medio sin jugar. Venía de haber participado solo en 5 partidos de LEB Oro y después me fichó el Granada que tenía un gran equipo”. Compartiendo vestuario con grandes jugadores, el ‘león’ recuerda un selecto grupo de aquel equipo, en el que destaca a los Joe Ingles, Rob Kurz, Nico Gianella o Korolev. Apurando sus opciones por hacerse con un hueco en una plantilla tan competitiva, Mamadou afirma que: “luché mucho para poder jugar ahí porque teníamos pívots muy fuertes. Eso me motivó para hacerme con un sitio, yo siempre peleo por conseguir lo que me propongo. Siempre que se me pone un problema delante tiro el muro y sigo adelante”.
El buen hacer del senegalés en el club granadino le valió el pase al Bilbao Basket, subcampeón de la ACB: “llegué en un buen momento, después de perder la final de la ACB contra el Barça. Me acuerdo de jugar la Euroliga, que quedamos eliminados contra el CSKA de Kirilenko. Teníamos un equipazo”. Valorando positivamente su experiencia como ‘hombre de negro’, Mamadou explica que: “yo en Bilbao disfruté mucho y viví muchos momentos muy bonitos. Aprendí mucho al lado de Axel, de Hamilton, de Mumbrú… aunque fueron momentos también duros, porque cada jugador quería jugar y yo como era el más joven del equipo, y teniendo jugadores con tanta experiencia por delante… era complicado”, y añade: “Sergio, Pilepic y yo solíamos estar siempre en el gimnasio y nos machacábamos a entrenar. Veníamos antes y solíamos estar con Álvaro, el preparador físico, pero bueno… en el equipo cada uno tenía su rol. Al final fue una gran experiencia y de todos los equipos guardo un montón de amigos, de compañeros con los que sigo hablando y para mí eso es lo más importante”.
El punto y final del pívot en el Bilbao Basket llegó en el 2014, cuando Mamadou decidió embarcarse en una nueva aventura en el Breogán. Sin embargo, el senegalés declara: “el Bilbao Basket es un equipo muy grande; los jugadores se pueden ir, pero siempre los equipos grandes se quedan. Además, el Bilbao tiene una afición increíble, para mí es la mejor afición de baloncesto que he vivido”.
Entendiendo que el legado del baloncesto va más allá y que traspasa fronteras, Mamadou hace un guiño especial a la fundación ‘Creando Futuro’: “en Bilbao con la ayuda de Josean se ha creado una fundación para ayudar a Senegal que se llama ‘Creando Futuro’. Ahí participan personas increíbles que están ayudando mucho. Cada vez que vuelvo a Senegal, el colegio al que se le ayuda está al lado de mi casa y sé que al menos eso ha sido ‘Bilbao Basket’. Muchos niños han podido estudiar gracias a eso y para mi es muy importante. No todo es baloncesto, entonces saber que se ha podido contribuir a ayudar a la gente que lo necesita es también muy importante”.

La nueva etapa de Samb en Lugo se vio marcada por un entrenador hacia el que el pívot se deshace en elogios: “en el Breogán tuve la suerte de conocer a Lisardo, que para mi ha sido uno de los mejores entrenadores que he tenido. Es un tío ’10’, es una persona que cuando dice una cosa la cumple”. Sin embargo, la búsqueda de nuevas motivaciones y de nuevas experiencias hicieron que el ‘león’ tomase el pasaporte y se enrolase en las filas del UMF Tindastoll -Islandia- tras su paso por el Breogán: “me llegó la oferta desde Islandia cuando tenía intención de renovar con el Breogán, y decidí probar porque nunca había salido de España. Quise ver un baloncesto nuevo, distinto, y la verdad es que estuve allí dos meses increíbles, íbamos primeros, pero por suerte tuve a mi segunda niña y decidí volverme. Al volver fiché por el Palencia, y la verdad es que coincidí con un manager increíble que me ayudó mucho”.
Palencia, Melilla y Betis contaron con los servicios de un experimentado pívot, siendo este último el club con el que Samb lograría el premio del ascenso, así como el campeonato de la Copa de la Reina: “en el Betis la verdad es que disfruté realmente del baloncesto porque teníamos un equipo muy completo. Allí éramos una familia, cada uno sabía su rol, cada uno sabía desde el principio que venía para ayudar. El trabajo estaba muy repartido y creo que por eso conseguimos hacer historia perdiendo muy pocos partidos, con casi pleno de victorias. Hasta cuando éramos matemáticamente equipo de ACB, quisimos seguir ganando para disfrutar de las victorias. Lo tomamos como un reto para disfrutar del baloncesto”, a lo que añade: ”tuve la suerte de luchar por ascender en todos los equipos en los que estuve en LEB Oro. Después en el resto de equipos en las distintas categorías también tuve la suerte de ganar campeonatos. Con el FCB, con el Arona… y bueno, ahora en Dubai nos llevamos la medalla de bronce, que aquí hay medallas para los tres primeros”.
Un nuevo alto en el camino. Mamadou tomó las maletas tras el éxito del ascenso con el Betis y decidió probar suerte en un club recién llegado a la máxima categoría de la liga árabe. “El equipo en el que estoy es ahora su tercer año en esta liga. Era un equipo nuevo que llegaba a la competición y la verdad es que cuando llegué yo, iban casi décimos (aquí son 12 equipos). En mi primer año, por suerte, llegamos a la semifinal y quedamos terceros, y este año parece que será igual”. Además, explica: “la verdad es que estoy muy contento aquí, todos los jugadores y miembros del equipo son unas personas increíbles, y la liga es muy dura. Hay mucha gente que piensa que la liga árabe es muy fácil pero no es nada fácil. Aquí hay muchos jugadores ex-ACB, también hay jugadores ex-NBA, jugadores que vienen de la liga China…”.
Orgulloso de lo que el baloncesto le ha dado, el senegalés se sincera: “tuve la suerte de jugar con la Selección Española sub20, jugar en el Barça, Bilbao… jugar en grandes equipos de España, eso para mi es un orgullo”. Pero Mamadou va más allá: “yo creo que podría haber dado mucho más baloncesto de lo que he dado, a lo mejor porque tenía que ser así, porque mi destino estaba escrito así. Yo soy un tío muy creyente, para mi la vida está escrita y la verdad es que nunca miro atrás”, y añade: “todo lo que he hecho tenía que pasar, he intentado siempre dar lo máximo posible. Gracias a dios tengo a mi familia, tengo a mi mujer, mis niñas… me he cruzado con grandes personas en el camino”.
Es difícil presagiar cuales serán los próximos pasos de Mamadou en el deporte de su vida, pero una cosa está clara: allá donde esté, la entrega, el compromiso y el duro trabajo por parte de este jugador están garantizados.
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